Ayer se celebró en Madrid la fiesta del cine español. La gala contó con Andreu Buenafuente como maestro de ceremonia, quien vio peligrar su puesto por la aparición del muñeco de animación Pocoyo y la presencia de Rosa María Sardá, quien tantas otras veces realizó este papel.
Al igual que otros años el objetivo sigue siendo premiar las nominaciones a mejor: película, dirección, actor, actriz, actor de reparto, actriz de reparto, dirección novel, actor revelación, actriz revelación, guión original, guión adaptado, música, canción, fotografía, montaje, sonido, dirección artística, diseño de vestuario, maquillaje y peluquería, documental, cortometraje de ficción, cortometraje de animación, cortometraje documental, película extranjera de habla hispana, película europea, película de animación, dirección de producción, y efectos especiales.
Diferencias con respecto a ediciones anteriores, encontré bastantes. La gala gozó de más coherencia de guión, vestuario, decorado y videos de presentación. Hubo más participación de los asistentes, menos politiqueo, menos espacios desesperantes, agradecimientos muy familiares reverenciando las raíces de los premiados, una voz en off que ponía al espectador al corriente de ciertos detalles, ausencia de cortes publicitarios, una ciudadana anónima entregando un Goya, un director masculino después de las grandes féminas que capitanearon la academia, e incluso la reconciliación publica con la institución de Pedro Almodovar, quien entregó el Goya a la mejor película: "Celda 211".
La academia de cine español realizó una gala amena, el Goya de Honor fue para Antonio Mercero y se recordó a José Luis López Vázquez entre otros.
El presidente aludió al compromiso y el trabajo constante de todas las personas que trabajan en esta industria, animándolas a mejorar, dejando a un lado la idea de “estrellas”. Y se habló de la taquilla, que a pesar de la “crisis” generalizada, ha reconocido algunos de los trabajos, consiguiendo alejar un poco más la imagen de cine de destape y catetos con la que hasta hace unos años se identificaba al cine español.
Como siempre veo algunas nominaciones fuera de lugar, estatuillas que deberían estar en otras manos, pero entiendo que no se pueden ajustar todos los gustos. Eso sí, disfruté de la presencia de Jordi Mollá, al que había perdido la pista y celebro (porque “me encanta”) el Goya al mejor actor protagonista de Luis Tosar.
Nominados y premiados XXIV edición premios Goya
Al igual que otros años el objetivo sigue siendo premiar las nominaciones a mejor: película, dirección, actor, actriz, actor de reparto, actriz de reparto, dirección novel, actor revelación, actriz revelación, guión original, guión adaptado, música, canción, fotografía, montaje, sonido, dirección artística, diseño de vestuario, maquillaje y peluquería, documental, cortometraje de ficción, cortometraje de animación, cortometraje documental, película extranjera de habla hispana, película europea, película de animación, dirección de producción, y efectos especiales.
Diferencias con respecto a ediciones anteriores, encontré bastantes. La gala gozó de más coherencia de guión, vestuario, decorado y videos de presentación. Hubo más participación de los asistentes, menos politiqueo, menos espacios desesperantes, agradecimientos muy familiares reverenciando las raíces de los premiados, una voz en off que ponía al espectador al corriente de ciertos detalles, ausencia de cortes publicitarios, una ciudadana anónima entregando un Goya, un director masculino después de las grandes féminas que capitanearon la academia, e incluso la reconciliación publica con la institución de Pedro Almodovar, quien entregó el Goya a la mejor película: "Celda 211".
La academia de cine español realizó una gala amena, el Goya de Honor fue para Antonio Mercero y se recordó a José Luis López Vázquez entre otros.
El presidente aludió al compromiso y el trabajo constante de todas las personas que trabajan en esta industria, animándolas a mejorar, dejando a un lado la idea de “estrellas”. Y se habló de la taquilla, que a pesar de la “crisis” generalizada, ha reconocido algunos de los trabajos, consiguiendo alejar un poco más la imagen de cine de destape y catetos con la que hasta hace unos años se identificaba al cine español.
Como siempre veo algunas nominaciones fuera de lugar, estatuillas que deberían estar en otras manos, pero entiendo que no se pueden ajustar todos los gustos. Eso sí, disfruté de la presencia de Jordi Mollá, al que había perdido la pista y celebro (porque “me encanta”) el Goya al mejor actor protagonista de Luis Tosar.
Nominados y premiados XXIV edición premios Goya
